La foto se ha utilizado con fines ilustrativos.
No voy a mentir, controlar tu perfeccionismo no va a ser fácil. No es fácil ser “lo suficientemente bueno” en un mundo donde sólo vemos versiones curadas y filtradas de la vida y las apariencias de las personas. Pero eso no es todo.
¿Por qué decidimos dejar pasar algo si nos sirve?
¿No fue el perfeccionismo lo que nos llevó a donde estamos? ¿Nos sentimos como si esa necesidad de perfección nos hiciera dedicar esas horas extra?
¿Esas expectativas y estándares tan altos de nosotros mismos y de los demás que nos llevaron a la universidad o al trabajo de nuestros sueños? ¿Por qué dejarlas ir?
Sí, la actitud te llevó a esos lugares. Pero, como todos los demás sistemas de gestión de la ansiedad, el perfeccionismo sólo funciona durante un tiempo y sólo nos lleva hasta cierto punto. En algún momento, los costes superan a los beneficios.
Piensa en las siguientes situaciones:
¿Mereció la pena no lanzar tu negocio durante los últimos años porque no conseguías que la primera versión de tu proyecto fuera perfecta? ¿Cuántas personas lanzaron el producto “correcto” la primera vez?
¿Merecía la pena leer el correo electrónico por duodécima vez para encontrar esa errata?
¿Qué podrías haber hecho con ese tiempo?
¿Merecía la pena renunciar a salir con los amigos por estar tan concentrado en tener un aspecto perfecto?
¿En qué cambiaría ese recuerdo si tuvieras la mitad de buen aspecto pero te rieras el doble?
¿Merecía la pena asegurarse de que la mesa y la comida tuvieran un aspecto y un sabor perfectos para la fiesta, pero todos los que te ayudaron se sintieron miserables?
¿No es el amor, la risa, la energía positiva y la conexión profunda la salsa secreta de cualquier gran reunión?
¿Merece la pena tener una presentación perfecta si tu equipo está desmoralizado y la rotación es alta?
La perfección no puede coexistir con la inspiración, el estímulo, la innovación y la asunción de riesgos, que requieren una profunda aceptación por parte del líder (o padre).
¿Por qué lucho contra el perfeccionismo?
Si quitas las capas de perfeccionismo, debajo encontrarás a una persona que hace todo lo posible por sentir que tiene el control.
Es probable que hayan desarrollado el perfeccionismo como una técnica de control de la ansiedad.
De niños, los perfeccionistas son extremadamente sensibles a las críticas y se sienten inseguros sobre el amor, el reconocimiento o la validación que recibieron de sus cuidadores, y aprendieron que para pertenecer, sobrevivir o tener un lugar en la mesa, uno tiene que “ser perfecto”.
Quizá porque sus otros hermanos eran buenos en los deportes o más guapos, aprendieron a comportarse a la perfección o a sacar notas perfectas. Sienten que esos logros les hicieron sentir que pertenecían a la familia.
O tal vez crecieron en un hogar donde los padres se peleaban mucho o tenían un hermano que causaba muchos conflictos: el perfeccionista aprendió a ser “el niño perfecto” que nunca da problemas para ser “el bueno” de la familia.
Los perfeccionistas aprendieron muy pronto que ser vistos como inadecuados o recibir la desaprobación de los demás amenaza su identidad y pertenencia dentro de la familia, por lo que aprenden a hacer todo lo posible para gestionar la ansiedad que les produce experimentar emociones difíciles derivadas del descontento o las críticas de los demás.
Estas son algunas cosas que puedes hacer para ser lo suficientemente bueno y gestionar tu perfeccionismo:
1. Haz una lista de los pros/contras de intentar ser perfecto.
2. Ponte una fecha límite para completar el proyecto.
Hecho o no, lo darás por hecho, lo entregarás, lo lanzarás o lo publicarás en esa fecha.
3. Haz pequeños experimentos con hacer un “trabajo suficientemente bueno”.
Observa cómo te encuentras cuando eres imperfecto: ¿tan mal lo has hecho?
5. Evalúa tu nivel de exigencia comparándolo con el de los demás.
¿Despiden a otros si hacen un trabajo suficientemente bueno? ¿Son sus hijos felices y completos si no comen comida casera todos los días?
- ¿Cuál sería el coste/beneficio de relajar o ignorar una norma concreta?
Retarse a uno mismo para dar lo mejor de sí mismo no es lo mismo que hacerlo perfecto.
Ten grandes expectativas de ti mismo, trabaja duro, dalo todo, pero no pongas en peligro tu alegría, tu tranquilidad, tu entusiasmo, tu inspiración, tus ganas… y, sobre todo, no pongas en peligro tus relaciones en tu afán de perfección.
Ramiro Camiña